Pero a veces y más en esta época , hay que centrarse en lo más importante de la Navidad: mostrar afecto. Tomemos el ejemplo de los Reyes Magos y los pastores que fueron a mostrar su afecto a Jesús, para ellos un desconocido. Entonces, ¿por qué no mostramos un verdadero afecto a nuestros conocidos?
El mejor regalo es el cariño, así que estas Navidades debemos comprometernos a celebrar de verdad la Navidad, época de la solidaridad. Saludemos al vecino con el que nos cruzamos todas la mañanas, sonriamos, así haremos felices a los que nos rodean, pasa una verdadera tarde en familia, llama a los amigos con los no hablas o ves desde hace tiempo, deja de gastar el dinero en cosas que te harán feliz uno o dos días y céntrate en lo que te hará feliz toda la vida.
No hagas como los padres de Miguelito en el libro de Gabriela Keselman El regalo (Editorial La Galera), en el que los padres se devanaban los sesos pensando en cuál sería el regalo perfecto para su hijo. Solo pensaban en regalos materiales pero él lo único que quería era un abrazo.
Este cuento infantil nos recuerda a los adultos que somos muy materialistas y esa preferencia no se la debemos inculcar a nuestros hijos.
Por otro lado, se debe promocionar la reutilización de los diferentes elementos que tienes en tu casa y probablemente ya no tengan un uso para ti. Regálaselos a diferentes personas que quizás le den un uso mejor que ocupar espacio y llenarse polvo.
También, recuerda ser creativo y aprovechar con objetos simples como el papel, para crear figuras de papiroflexia, baratas y especiales como regalo.
Para finalizar debes tener en mente que los mejores regalos suelen ser pequeños detalles.
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